Norman Mailer y Moehringer. Boxeo
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“Soy una inteligencia humana, y tú no sabes siquiera si soy bueno o malo”. (Casius Clay, cuando todavía no era Mohamed Alí).
Moehringer y Mailer son escritores, uno periodista y otro novelista, y buscan las palabras que expliquen a los boxeadores, aunque reconozcan baldío el intento,
“La diferencia entre el noble ego de los campeones y el más débil ego de los escritores radica en que el campeón vive en el ring unas experiencias que, en ocasiones son tan formidables que solo pueden comunicarse a otros púgiles de la misma altura…” (Norman Mailer)
Moehringer encuentra en el boxeo metáforas de la vida y nos invita a que hagamos lo mismo. Norman Mailer tiene tanto que decir sobre Mohamed Alí que se le amontonan las palabras, como si temiera que se le olvidara algo, y consigue recrear un texto que te deja sin aire como un puñetazo en el plexo solar.
El boxeo y la escritura guardan estrechas relaciones, en esto están de acuerdo. También que el boxeo es una alta expresión de la nobleza y de la inteligencia que merece nuestro respeto. Dice Norman Mahiler, “El boxeo es un diálogo de cuerpos. Hombres ignorantes, por lo general negros, por lo general casi analfabetos, se dirigen el uno al otro por medio de un conjunto de intercambios de carácter conversacional que van directamente a los puntos más sensibles de cada uno de ellos. En realidad, pura y simplemente conversan con su físico.”
Pero lo que más me gusta de estos libros es el carácter de expresión de la inteligencia que atribuyen al boxeo. Principalmente de los desfavorecidos sin acceso a una cultura que engolamos quienes confiamos nuestras ideas a las palabras. Su mundo no les permite ser tranquilos y reposados y usan ese lenguaje más directo que es la lucha a golpes: “El boxeo es un rápido debate entre dos inteligencias. Se desarrolla rápidamente debido a que se lleva a cabo antes mediante el cuerpo que mediante la mente” (Norman Mailer).
No me puedo sustraer a calcar este párrafo que tantas veces utilice hablando y escribiendo para convencer a mis alumnos de las razones para jugar y saber del cuerpo,
“Hay otros lenguajes que no son el de las palabras, hay lenguajes de símbolos y lenguajes de naturaleza. Hay lenguajes del cuerpo. Y el boxeo es uno de ellos. Jamás podremos comprender a un a un campeón de boxeo, si nos negamos a reconocer que se expresa a través de un dominio de su cuerpo que es, en su inteligencia, tan independiente, dúctil y amplio como cualquier ejercicio mental…” (Norman Mailer)
Es verdad que la dureza de su deporte daña su cerebro y les deja sonados, pero no más que el fútbol al autor de este diálogo,:“Koke me llamó maricón y yo le dije maricón sí, pero lleno de pasta ¡cabrón!”. (Cristiano Ronaldo, futbolista y presunto delincuente fiscal)
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Teoría del deporte según el boxeo
“Todo el mundo nos exhorta a luchar, a pelear, a pelear. Pero sólo los boxeadores nos enseñan a hacerlo” (Moheringer, el campeón ha vuelto)
A mí el boxeo me emociona y me espanta. No sé si sabría explicar por qué. Puede que, a mí, que tanto me gusta el deporte, el boxeo me traiga la sensación primaria del deporte no ritualizado. Pero tengo mala conciencia por esta atracción. Tal vez por eso he buscado complicidades en la literatura. En esta tarea me he encontrado con Joyce Carol Oates, Norman Mailer, Eduardo Arroyo, Ernest Hemingway, Pasolini, Jack London.
El campeón ha vuelto es una historia sobre la escritura. Y del boxeo como metáfora. A partir de estas reflexiones Moheringer, al escribir, y Saterfield, un boxeador haga lo que haga, enhebran un tejido laberíntico con los motivos para escribir y las razones para luchar.
Literatura y deporte, establecen relaciones que trascienden al hecho de escribir y a la naturaleza visual de la historia que se cuenta. La implicación, el medio, la motivación, la reflexión, las vivencias, la ideología y la empatía son condiciones que a veces encierran una narración inesperada o estrechan el reportaje entre márgenes que lo hacen fluir por caminos que ni sabías.
Este relato parece un acto de investigación narrativa en el que, al tiempo que el escritor nos descubre la vida del boxeador, desnuda la propia. Según Moheringer, Saterfield se enfrenta en el cuadrilátero a lo mismo que él en su empeño por escribir su historia, no las que otros quieren que escriba.
El relato es extraordinario y sorprendente. Un thriller sin muertos, pero con víctimas.
Norman Mailer. El rey del ring. Editorial Lumen 1972
J.R. Moehringer. El campeón ha vuelto. Duomo 2016.
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